lunes, 22 de febrero de 2010

Sin Sol



Sans Soleil
Chris Marker
1983
Francia


Una reflexión del cine hacia el cine. En esta película, Chris Marker invita al espectador a formar parte de un mundo "desconocido", y hacer sus propias conjeturas. La película te lleva a lo largo de un viaje a través de culturas y regiones "no occidentalizadas", a través de imágenes, y unas cartas escritas por el viajero. El documental tiene varios niveles de lecturas, desde la lectura obvia y sencilla, que consta de lo visual y auditivo, hasta reflexiones filosóficas de la imagen, cuestionándola en sus diferentes niveles; la imagen televisiva, el significado que puede conllevar la imagen, manipularla y hasta lo que significa tener una cámara. Hace un juego con la luz y sus usos, desde el punto de partida que significa no tenerla, que para el cineasta significa que no hay cine.



Sans Soleil hace un contraste de culturas. Te muestra la singularidad de cada una, y también las cosas bellas de ellas. Un momento que ante mi parecer es muy hermoso es el segmento en el que una chica está aprendiendo a bailar algo que para nosotros podría considerarse "ridículo", pero ella trata de seguir los códigos que la mayor parte de los que la rodean conocen. Chris Marker no se limita a tomar el papel de un simple espectador, sino que se mete dentro del momento, nos hace sentir parte del baile. Con una edición impecable, hace un juego de tomas, desde el close-up de la chica, enseñándonos su mirada nerviosa y su actitud dispuesta de aprender, hasta tomas abiertas en la que vemos cómo interactúa con su entorno, frente a varios espectadores.
Al principio de la película, nuestro viajero comienza planteando sus escenarios. A pesar de que la cultura occidental no es vista directamente en la película, la cuestiona varias veces. En un punto nos habla de cómo puedes encontrar un lugar en el que no importa quién seas, eres igual al que está a tu lado. Para explicar esto, hace uso de varios recursos, entre ellos el de la metáfora, que es un recurso al que acude mucho: usa metáforas visuales para vincular el texto, usa metáforas textuales para vincular la imagen e usa metáforas visuales para vincular la imagen. En ocasiones su tono puede ser muy serio, en otras puede ser irónico, en otras reflexivo, cambiando constantemente el tono a su conveniencia, pero siempre con una razón de trasfondo para hacerlo. Otro de los recursos bastante apreciados por Marker es el simbolismo; todo el contenido de la película contiene un lenguaje simbólico, partiendo de cómo inicia la película, haciendo un juego desde el ojo humano hasta el lente de una cámara. A través de este lenguaje tan sofisticado nos va dando razones para seguir reflexionando. Hay un momento que para mi es muy hermoso, en el que dice: "Yo pasaré mi vida tratando de entender la función de recordar, que no es lo contrario de olvida...". Esa reflexión tiene un gran poder en mí, porque la comparo con el cine, y digo, el cine está haciendo justamente eso, capturar la memoria de una forma que el hombre no puede. A lo largo de la película volvemos a ver que es mencionada la memoria de diferentes formas, lo que me hace pensar que Marker consideraba muy importante la memoria como medio de cine.



La mirada. Marker busca la mirada, demostrándonos el peso de la mirada, lo que la mirada es capaz de transmitir. Hay un momento en especial en la que la cámara parece retar a un duelo a una chica, retándola a ver, y ella tratando de evadir la cámara. En cierto momento voltea a verla, una pequeña fracción de segundo, lo que Marker menciona como 1/24 parte de segundo, tan solo un cuadro de la película fílmica, pero que lleva con ella un peso muy fuerte. Mediante de cuadros muy cerrados, close-ups muy íntimos, busca la expresión de las personas, la singularidad de cada una, lo que cada persona puede transmitir. Nos dice que para él es tonto querer que la gente no vea a la cámara, diciéndonos, ya sea visualmente o con palabras, lo poderosa que es, y lo llena de cosas que transmitir.


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