lunes, 12 de abril de 2010

La Pirámide Humana




La Pyramide Humaine
Jean Rouch
Francia/ Abidján
1961









Entre los documentales, o mejor llamados proyectos, de Rouch, definitivamente La Pirámide Humana es mi favorito. Los aportes que trajo son inmensos, y altamente interesantes; sorprende demasiado que alguien se haya atrevido a hacer esta clase de experimentos, y más por la época en la que los hizo. La premisa fue sencilla: juntar a un grupo de blancos y un grupo de negros, en el que cada uno debe de interpretar un papel lo mejor y más fielmente posible, y a eso se le agrega la llegada de una nueva integrante para desestabilizar las relaciones. Los resultados eran muy peligrosos, pero valía la pena el riesgo. Rouch en este caso manejó la situación de manera magistral; supo meter situaciones que desestabilizarían a los personajes, haciéndolos reaccionar de determinadas formas en momentos cruciales, y así obtener resultados no solo sorprendentes, sino que también inmediatos, y así evitando perder tanto tiempo que le hubiera tomado hacerlo de otra forma; pero también supo controlar de una manera magnífica cuando las situaciones se llegaron a poner riesgosas, con peligro de salirse de control. Se siente el manejo de la tensión psicológica a cada paso del proyecto, y los personajes cada vez entran más a su papel, llevando sus vidas hasta las últimas consecuencias, y así poder crear un proyecto no sólo singular, sino que también extraordinario.



Si bien es cierto que no sólo fue muy riesgoso hacer este proyecto, sino que además corría peligro su futuro como cineasta, e inclusive la integridad física y mental de cada uno de los participantes en el proyecto; si no hubiera sido por alguien como Jean Rouch que se atrevió a arriesgarse, haciendo hasta lo indispensable porque el proyecto fuera exitoso. Un segmento que me gusta mucho, y que además me parece muy interesante es cuando hacen la primera fiesta. Las consecuencias de aquella fiesta fueron muy interesantes, y fue el detonante para que cada uno llegara a su clímax como personaje. La forma en que fue siguiendo la cámara a cada uno de los personajes también fue muy interesante, dando la sensación de que ni un solo detalle se perdió de la fiesta. Por supuesto, impera la mayor parte del tiempo la característica cámara en mano de Rouch, aunque también hace uso de tomas estables y contemplativas. Una analogía muy interesante se podría hacer de la película con lo que es un director de cine: es el “fascista” que manipula la vida de todos sus actores, les manda a darle exactamente el resultado que está buscando, sin importar el daño físico o psicológico que éste pudiera representar en el actor. El director puede manipular las imágenes, que es “lo que sale” y que es “lo que no sale”, puede manejar las situaciones a su conveniencia, e inclusive puede manejar a toda la gente. También un fuerte golpe dramático que sufre la historia, haciéndola llegar al clímax, es la parte en la que se suicida uno de los personajes en ausencia del amor de Nadine. La historia llega a ser tan compleja que es imposible no involucrarse como espectador, y no dejarse llevar por la situación y los sentimientos creados por ella.



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